LOS CLIPS Y YO
Los clips de playmobil eran mis juguetes favoritos. Recuerdo cuando mi padre volvía los viernes del trabajo, ya que trabajaba fuera y sólo estaba con nosotros los fines de semana, y me traía un regalo, era una caja donde me esperaba un nuevo clip para mi colección. Mi clip favorito era uno que estaba vestido con frac, un bombín muy elegante le coronaba la cabeza. Cuando nos trasladamos de casa, perdí su bombín… Es una de las mayores pérdidas que me han sucedido en mi vida. He estado tantos años pensando sobre ello… Pero a esta pérdida, le seguiría una monumental… En la nueva casa solía jugar con ellos en las sobremesas de los sábados, me colocaba sobre una alfombra y dirigía mis películas con ellos como únicos protagonistas… Me hice mayor y poco a poco dejé de jugar, y un mal día le dije a mi madre: “Mamá, mamá… ¿Por qué no les das los clips a los niños pobres?” Y así fue en efecto. Entonces en pobre me convertí yo. Los echaba tanto de menos, no en el mismo momento, si no con el paso del tiempo… Hace unos dos años en el mercadillo del Tiergarten de Berlín me quedé embobado ante un puesto exclusivamente de clips, había tantos, y además de los clásicos. No me gustan los clips bomberos, ni los clips doctores, ni los clips granjeros, ni los clips piratas. Me gustan los clips cuya profesión no viene predeterminada, y esto sólo sucede con los clásicos, con los cuales puedo fantasear de una y mil maneras, hoy son aquello y mañana pueden ser esto otro… En el mercado de Sant Antoni de Barcelona, he recuperado algunos de “mis” clips, y uno de ellos lo he utilizado como modelo para esta nueva intervención… Los clips de playmobil eran, son y serán mis juguetes favoritos.