miércoles, 14 de abril de 2010

LA INVASIÓN DE LOS CLIPS I
















LOS CLIPS Y YO

Los clips de playmobil eran mis juguetes favoritos. Recuerdo cuando mi padre volvía los viernes del trabajo, ya que trabajaba fuera y sólo estaba con nosotros los fines de semana, y me traía un regalo, era una caja donde me esperaba un nuevo clip para mi colección. Mi clip favorito era uno que estaba vestido con frac, un bombín muy elegante le coronaba la cabeza. Cuando nos trasladamos de casa, perdí su bombín… Es una de las mayores pérdidas que me han sucedido en mi vida. He estado tantos años pensando sobre ello… Pero a esta pérdida, le seguiría una monumental… En la nueva casa solía jugar con ellos en las sobremesas de los sábados, me colocaba sobre una alfombra y dirigía mis películas con ellos como únicos protagonistas… Me hice mayor y poco a poco dejé de jugar, y un mal día le dije a mi madre: “Mamá, mamá… ¿Por qué no les das los clips a los niños pobres?” Y así fue en efecto. Entonces en pobre me convertí yo. Los echaba tanto de menos, no en el mismo momento, si no con el paso del tiempo… Hace unos dos años en el mercadillo del Tiergarten de Berlín me quedé embobado ante un puesto exclusivamente de clips, había tantos, y además de los clásicos. No me gustan los clips bomberos, ni los clips doctores, ni los clips granjeros, ni los clips piratas. Me gustan los clips cuya profesión no viene predeterminada, y esto sólo sucede con los clásicos, con los cuales puedo fantasear de una y mil maneras, hoy son aquello y mañana pueden ser esto otro… En el mercado de Sant Antoni de Barcelona, he recuperado algunos de “mis” clips, y uno de ellos lo he utilizado como modelo para esta nueva intervención… Los clips de playmobil eran, son y serán mis juguetes favoritos.

SOBRE EL DANDISMO I


JAMES JOYCE “ULISES”

(…) La última vez que estuve aquí fue en el entierro de Mrs. Sinico. Pobre papá también. El amor que mata. E incluso escarbando la tierra por la noche con una linterna como aquel caso que leí para llegar a las hembras recién enterradas o incluso a las putrefactas con heridas sepulcrales abiertas. Se te mete el susto en el cuerpo después de un tiempo. Me apareceré a ti después de muerto. (…)



EDGAR ALLAN POE “SILENCIO”

“(…) Era de noche y llovía, y era lluvia, pero, al caer, era sangre. Yo estaba en la marisma entre los altos nenúfares y la lluvia caía sobre mi cabeza y los nenúfares suspiraban entre sí en la solemnidad de su desolación. (…)”



CHARLES BAUDELAIRE
“HIMNO A LA BELLEZA”

(…) Que tú llegues del cielo o el infierno, ¿qué importa?
Belleza, inmenso monstruo, pavoroso e ingenuo,
si tu mirar, tu risa, tu pie, me abren las puertas
de un Infinito que amo y nunca conocí. (…)



MARCEL PROUST
“EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO”

(…) me estremecí, prestando atención a algo extraordinario que ocurría en mí. Un placer delicioso me había inundado, aislado, sin que yo supiera su causa. De pronto, bajo sus efectos, las vicisitudes de la vida me eran indiferentes, sus desastres inofensivos, su brevedad ilusoria, del mismo modo que actúa el amor, llenándome con su esencia más preciada: o, tal vez, dicha esencia no estaba en mí, yo mismo era dicha esencia (…)

SAN GENET DEL RAVAL


JEAN GENET
“DIARIO DEL LADRÓN

“(…) Mi vida pasada podía narrarla en otro tono, con otras palabras. La he heroizado porque tenía en mí lo necesario para hacerlo: el lirismo. (…)”