lunes, 6 de diciembre de 2010

ERMITA OCAÑA





Cuando me encargaron hacer este montaje no tenía ni idea de cómo encaminarlo, querían que la figura de Ocaña, distorsionada informáticamente, estuviera en los lavabos públicos como si fueran figuras teleplásticas. Yo quería ir un poco más allá de la imagen virtual de Ocaña que simulara las caras de Bélmez.
Empecé a indagar sobre la vida de Ocaña. Pintor controvertido de la transición española, performer ramblero, activista gay, personaje que descontextualizó los símbolos más españoles que la derecha franquista se había apoderado para llevarlos a una modernidad extrema. Esta última faceta era la que más me gustaba. La persona que nos encargó el trabajo quería basarse en su vida sexual. Ocaña era una persona sexualmente liberal y que sus prácticas eran hacer sexo con desconocidos en los lavabos públicos, lo que en el argot gay se llama crussing. ¿Cómo combinar lo que a mí me gustaba de Ocaña y lo que me pedían que hiciese de encargo?
Es muy común en la religión católica que además de tener el pueblo su iglesia tenga algunas ermitas dedicadas algún santo o virgen. Pequeños templos de culto con la figura o el retablo del correspondiente santo.
Me acuerdo que en la barriada del pueblo de mi padre había dos ermitas, una en mi calle del siglo dieciocho consagrada a la virgen del Pilar y otra detrás de mi casa en medio de huertos de olivos y avellaneros consagrado a Santa Bárbara construido a principios del siglo veinte. Los días se su humanística celebran fiesta en la correspondientes ermitas.
Mi intervención se inspira en las ermitas católicas de los pueblos del centro de España.
Empapelé todas las cuatros paredes de un cubículo de un water del lavabo de la Estación de Francia, lugar común donde se practica crussing, con imágenes de la Divina Pastora, virgen que pertenece al pueblo natal de Ocaña. En medio de tantas imágenes de la Divina Pastora en el centro está la imagen de Ocaña, muy pixelada y de color azul. Es una imagen del pintor con peineta mirando en este caso a quién entra a orinar o hacer una felación. Como en una ermita dónde es un lugar de recogimiento y protección al creyente de aquella divinidad que es consagrada, el lavabo graffiteado con estos stickers
con la “Santa Ocaña” protege a aquellos hombres que quieren esporádicamente hacer el amor o hacer una simple felación. La cara que desprende Ocaña puede ser una mujer de hace mucho tiempo que ha aparecido en el cúbiculo y que quiere intervenir como una vamp en el acto de dos hombres o la de una santa que con sus labios negros mancharse de dulce e inmaculada flema.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya,vaya. Veo que mis niños se van superando y ya están en medio de la frenética transformación que les convertirá en todos unos enfants terribles. ; D

eclesiastes dijo...

Eso es llegar a un nivel mu puro en la devoción.

Y la estaciò de França es tan un campo de esos de las españas con sus olivos y su ermita.

Me ha tocao usted la fibra religiosa más intima,

gracias.

Y viva la virjen de la Aurora, cagondios !